lunes, 9 de mayo de 2016

Panamá

¿Cómo es posible que la publicación de los nombres de propietarios de sociedades offshore desencadene un escándalo internacional y los ministros de Hacienda de los países con ciudadanos implicados declaren que son legales? Si la empresa del primer ministro de Islandia era legal, ¿por qué ha dimitido? ¿Por qué confesado Cameron su participación en una de estas sociedades, después de haber intentado eludirla? ¿Por qué el hasta ahora intocable rey de Marruecos está afrontando críticas por aparecer en esa lista? Dejando a un lado la radical insolidaridad que supone sacar dinero del propio país, ¿a quién se le ocurre mantener una sociedad opaca en la otra punta del mundo y pagar impuestos escrupulosamente en España, ambas cosas durante cuarenta años seguidos, como afirma haber hecho Pilar de Borbón? Y mantener empresas sin actividad, pagando las minutas de un bufete panameño, cuando a quien más y a quien menos nos cuesta una pasta el asesor que nos hace la declaración, ¿qué sentido tiene? Si la Agencia Tributaria tenía conocimiento del entramado de Panamá, ¿por qué ha sido un grupo de periodistas quien ha sacado esta información a la luz? ¿Por qué los inspectores de Hacienda no han podido investigar estas actividades? ¿Por qué esta lista, después de hacer tanto ruido, no ha abierto debate institucional alguno sobre la prohibición de los paraísos fiscales? ¿Por qué los Estados perjudicados no se plantean ejercer ninguna presión, económica, diplomática o legal, contra estos nichos de ilegalidad flagrante? ¿Por qué tenemos paraísos fiscales dentro de la propia Unión Europea? Es que si perseguimos a los ricos, se irán a vivir a otro país, nos dicen. ¡Ah! ¿Y para qué queremos aquí ricos que no pagan impuestos?
Almudena Grandes. El país. 11/IV/2016

7 comentarios:

Juan Carlos Perez de la Torre dijo...

De manos de Almudena Grandes, que publica en El País este articulo, tenemos como siempre un caso nuevo de corrupción, de vergüenza, en nuestro “particular país”
El articulo, que mantiene un registro informal sin tecnicismos más allá de palabras como“offshore”, recoge una estructura sencilla para el lector, que hará que los que “se levanten con el pie izquierdo o el derecho” se sientan apelados por sus palabras. Plantea entonces una serie de paralelismos apelativos que hace que, sin pensarlo, respondamos a cada una de sus preguntas, acercándose mas y mas al lector, mientras sigue planteando un desarrollo que sube poco a poco de tono dialéctico hasta que nombra a la hermana del rey, si, también dentro de este peculiar caso de corrupción.
Uno ya ni se sorprende cuando vemos un grupo de empresarios, de políticos, de poderosos en la televisión saliendo de un coche oficial preparado para declarar en el juzgado numero “lo que sea” de Madrid, que de nuevo, ha abierto un caso de corrupción. Nos están durmiendo. Es general el cansancio que existe ante la corrupción, pero no hacemos nada. Es obvio que existen lobbies, grupos económicos y con relaciones de poder que están por encima de cualquier cosa que decidamos, y que por supuesto, como se demuestra constantemente, son también una bandada de criminales sin moral. Almudena Grandes apela a los lectores con una conclusión que cualquier persona en su casa pueda pensar si es que le deja pensar el hambre, el no tener trabajo, el tener que cuidar a sus hijos y el lidiar con todo lo anterior. Pero llegados a este punto, me parece un acto reivindicativo, aunque inocente por su parte, pues su mayor cargo directivo, José Luis Cebrian, vinculado en su juventud con el bando del dictador Franco, pero que “reconvertido” por arte de magia en la “democracia” se ha aprovechado de esas relaciones para influir sobre la información con el grupo Prisa, del que es dirigente. Algunos periodistas han sido despedidos en la sombra, algunos escondidos por “ERES de la empresa” pero otros tan sórdidos que todavía me aterra que alguien pueda pensar que vivimos en democracia.
Cedrian, un hombre que esta tan cerca de otro corrupto, Felipe González, ex-presidente español que se ve salpicado directamente por un dictador... pero mejor hablemos ahora de Venezuela, no hagamos que el pueblo se levante de este sueño que es el conformismo en el que los corruptos, los lobbies, los poderosos, nuestros políticos y todos y cada uno de los que prefieren aceptar y acatar en vez de criticar y razonar, todos ellos son culpables de que hoy por hoy la situación este así.
Cada momento en el que ante un caso de corrupción en vez de gritar ¡No! a los cuatro vientos resoplamos o agachamos los hombros, en ese momento formamos parte de lo que nos quejamos, porque como plantea Almudena, los políticos no tienen ganas de desmontar el chiringuito que les brinda el lujo de la vida, porque es preferible tener al 75% de los inspectores de Hacienda sobre si tu padre hace una chapuza a tu tía, que si Rato o Barcenas están robándonos a mano armada. Esto no es por arte del destino, no son unas manzanas podridas ni unos tallos verdes, esto es un sistema que mantenemos. Pienso, como conclusión, que esto no cambiará con ni con izquierda, derecha o “derechicentro” no, esto solo se esconderá más y más, porque en todo momento tenemos que luchar por saber donde esta nuestro esfuerzo en forma de impuesto, por eso, hasta que no nos levantemos como pueblo, hasta ese día y solo hasta que la batalla por el poder del pueblo, DEMOCRACIA, mande y no el interés de un par de chorizos, ya sea rey, hermana de rey, presidente o cualquier persona importante heredera del franquismo que quiera meter manos en las arcas publicas,ese día será el día del ciudadano y podremos estar contentos de que nadie nos robe tan despiadadamente.

Janice dijo...

PARTE 1

Nos encontramos ante un texto escrito por Almudena Grandes, el cual fue publicado en El País en abril de 2016.
Se trata de un texto periodístico, perteneciente a los llamados géneros de opinión, más específicamente una columna debido a su longitud y porque va firmado.
El modo discursivo que emplea para trasmitir sus ideas es expositivo-argumentativo ya que, aunque no argumente propiamente las situaciones expuestas (como en la línea tres cuando pregunta por qué ha dimitido el primer ministro de Islandia cuando su empresa era legal), con las preguntas retóricas otorga cierto tono irónico con el que responde la pregunta planteada (como en el ejemplo que he añadido, ya que si la empresa fuera legal no habría dimitido, ergo no lo era). Hace uso de un registro formal general que podemos apreciar durante toda la extensión del texto sin ningún cambio de registro aparente. El uso del léxico es sencillo, sin más tecnicismos que “offshore” en la primera línea. Es una lectura apta para cualquier lector del país.

Almudena con su columna está exponiendo una crítica comúnmente oída en los últimos días: los papeles de Panamá. Con su texto, opino que desea transmitir disconformidad ante tal situación y una queja hacia los individuos que han hecho dichas acciones. Coincido con lo que desea transmitir, pues, como pienso que ella también opina, es ilícito que tales acciones sean concurridas en un país democrático y aún más que no hayan sido previamente criminalizadas, cuando se tenía conocimiento de éstas.
Nos encontramos en un país en el que los ricos mantienen su dinero fuera para evitar pagar los impuestos requeridos en España, mientras que los pobres, a falta de otras alternativas, lo mantienen aquí dentro, pagando así sus impuestos íntegros. Esto me parece cuanto menos un exceso de avaricia por parte de los ricos, ya que no son precisamente aquellos que tienen cinco mil euros en la cuenta corriente los que guardan sus ahorros fuera, sino aquellos que tienen millones. Desde el punto de vista de una joven criada en una familia de la clase obrera me parece impensable tener tal cantidad de dinero simplemente guardado, ¿quién necesita tanto? Esto me hace pensar entonces otra pregunta, ¿realmente necesitan tanto? Me respondo a mí misma que no, no lo necesitan. Necesidad es aquello que requiere una familia con cinco hijos que ha sido desahuciada, no una persona con millones en el banco que por avaricia quiere más. María Dolores de Cospedal, secretaria general del Partido Popular, declara en 2013, cito: “Nuestros votantes dejan de comer antes de no pagar la hipoteca”, sin duda afirmaciones de una persona que en su vida ha pasado hambre. Obviamente discrepo de su afirmación, pues no opino que nadie, y menos aún unos padres o abuelos antepongan la hipoteca a la comida de sus hijos o nietos.
En Islandia, al saberse la implicación del primer ministro en los papeles de Panamá, miles de personas protestaron frente al Parlamento para exigir la dimisión de dicho ministro y la convocatoria de nuevas elecciones, quien a las 45 horas de conocerse la noticia se vio obligado a dimitir, según nos informa El Diario . Mientras en España a mi conocimiento no se produjo ningún tipo de manifestación más que unos cuantos “tweets” o “post” en Facebook. Esto me hace pensar en el poder que tiene el pueblo, y en lo poco que lo usamos, a mi opinión solemos olvidarnos de que el gobierno ha de servirnos a nosotros, no aprovecharse de nosotros. Ante casos de corrupción, tan típicos de escuchar estos últimos meses, mostramos indiferencia, porque lo vemos “normal”, ya que “es lo que hay”, sin darnos cuenta de que es normal porque lo vemos normal, porque permitimos que sea lo que haya. No puedo quejarme de suspender si no he estudiado para el examen.

Janice dijo...

PARTE 2

Podría desarrollar una argumentación acerca de que tales situaciones son causa del sistema capitalista en el que vivimos en el que el beneficio individual predomina por encima de cualquier cosa, produciendo así que la clase alta saque sus considerables ingresos fuera para evadirse de los impuestos perjudicando así a su mismo país, pues cuanto más se lucre el Estado del dinero de los impuestos menos los necesitará. También podría desarrollar la alienación de los ciudadanos que les impide dar un paso hacia delante y luchar contra tales injusticias. Por desgracia esto afecta en todos los ámbitos: somos conscientes de la explotación a manos de Inditex en multitud de países destacando Filipinas o Tailandia (en Bangladesh hace unos años murieron 111 trabajadores a causa de un incendio en el que los empleados fueron ordenados a permanecer en su puesto a pesar del humo, la fábrica no contaba con equipos contra incendios y las puertas de emergencia estaban cerradas; años después murieron 300 personas en el derrumbamiento de un edificio que ya mostraba grietas y desperfectos y no se hizo nada al respecto, cabe destacar que cobran 28 euros al mes), tenemos conocimiento de tales situaciones pero sin embargo si vemos unos zapatos en Zara sólo pensamos en lo bien que nos quedarían con el conjunto de la graduación sin que se nos pase siquiera por la cabeza las condiciones en las que están quienes los han hecho predominando así nuestra individualidad, curiosamente y posiblemente el mismo día o incluso yendo a la tienda, si hubiéramos visto un post en Facebook en el que habla de las condiciones infrahumanas en las que trabajan esas personas lo habríamos compartido poniendo un comentario sobre que eso tiene que parar, pero obviamente esos zapatos lo llevaremos puestos.
Otro ejemplo en el que predomina nuestra individualidad es el de la industria ganadera, no sé a cuántas personas veo al día compartiendo vídeos sobre las atrocidades que cometen en las granjas, y en la misma hora suben una foto del maravilloso churrasco que se acaban de comer y el delicioso pastel de chocolate con leche que se han tomado de postre, sin ser autocríticos, sin embargo el toreo sí es más abiertamente criticado, bien porque es más visible, bien porque está normalizando la tortura, bien porque no es preciso que nos privemos de nada ya que no lo vemos, o bien por todo lo anterior. En definitivas cuentas y sin ánimo de desviarme más del tema, teniendo en cuenta cuántas veces hemos hecho algo juntando individualidad e hipocresía más que pensando en el colectivo, ¿habríamos hecho nosotros lo mismo?

Francisco Manuel Martín Cabello dijo...

Nos encontramos ante un texto de la columnista Almudena Grandes en el periódico El País publicado el pasado 11 de Mayo sobre las sociedades creadas en Panamá y su dudosa legalidad.

Colón descubrió América y, posteriormente se construyo el canal de Panamá, que ahora bien, dudo que es lo que pasa más fácilmente, los barcos o el dinero. Pero vamos, que podríamos crear una liga sobre cuál de nuestros partidos políticos tiene más integrantes en las listas de Panamá. La liga española de fútbol quedaría en ridículo ante la competencia que hay en la Liga Panameña, de hecho podríamos hacer una alineación perfecta para presentarnos a la Eurocopa, o visto lo visto, a Eurovisión.

Por una parte podría sorprenderme algunos nombres, pero después me acuerdo de lo que se trata y vuelvo a la realidad, que buen caballero es Don Dinero.

Si empezamos a hablar de la legalidad de dichas sociedades, desconozco su nivel de legalidad, pero si lo dura que hay que tener la cara para escudarse en la posible o no legalidad del tema; el diamante es talco en comparación.

Eso sí, cuando tenemos que ponernos a nivel político, es el menor mal porque por lo visto, si subimos impuestos a los ricos, estos se van; no hay mas ciego que el que no quiere ver, ¿realmente los ricos, en general, pagan los impuestos que deben?

Personalmente no odio a los ricos por ser ricos, pero eso de decir que la pobreza no es producto de que los ricos se hacen más ricos me parece absurdo, el dinero ni se crea ni se destruye, se transfiere y si es en sobres, mejor.

¿Y estos son los patriotas?, vaya unos patriotas de pulseritas, ¡Viva España (una, grande y arriba)!, pero mi dinero me lo llevo a Panamá. O al estilo Pedro Sánchez en campaña electoral, a ver quién es el que la tiene más grande (la bandera por supuesto).

Finalmente les diría: cuéntame cómo pasó


David Herrera dijo...

El texto a comentar es un texto periodístico de opinión escrito por la escritora Almudena Grandes para el diario El país el 11 de abril de 2016. El texto, que es argumentativo, utiliza una serie de preguntas retoricas para abordar el escándalo de Panamá. Hace uso de un registro formal y un nivel sociolingüistico apto para todo el público, utilizando solo el tecnicismo ''offshore'' al principio del texto.

La autora se escandaliza por el desinterés que ha ofrecido el gobierno por la evasión de impuestos hacia el país caribeño. Pero no comprendo esa incredulidad cuando vivimos en un sandwich paradisíaco- fiscalmente hablando-. Es de todos conocido que, ni en Andorra al norte ni en Gibraltar en el sur tienen habitantes tan ricos para manejar la cantidad de dinero que sus cuentas afirma. Y que gran parte de las empresas que tienen residencia fiscal allí, mágicamente opera en España, o bien que en sus bancos se almacenan millones y millones de euros no declarados. Si se tienen más dudas sobre ese caso, preguntad al señor Pujol, que tiene experiencia en el tema. Pero si nos ponemos exquisitos podemos buscarnos otros sitios más europeos: Suiza- lugar idóneo para esquiar y guardar mientras tantos unos cuantos sobres- Luxemburgo o Mónaco. Los gobiernos, sean del color que sean conocen cada uno de esos paraísos por un motivo u otro, pero es más fácil callar y tragar que hacer frente a un poderoso gigante, que puede ser tu vecino.

Quizás lo que menos creíble parece es, como afirman algunos de los salpicados, que pagaban impuestos allí y también aquí. Desconozco el sistema que hacían para hacerlo, pero me parece muy improbable. Ya que te esfuerzas en crear una ''offshore'' en un país tan lejano que no aparece ni en los mapamundi, sacale provecho ¿No? Eso seguramente es lo que más irrite a la sociedad, que se nos tomen por tontos. Si usted delinque y es una figura publica, reconozcalo en vez de irse por los cerros de Úbeda usando tecnicismos que ni conoce; porque se va a ahorrar ver a la televisión durante su proceso largo judicial, no estará en boca de todos y acabará igualmente juzgado, solo que puede que tenga la suerte de tener una condena inferior por haber reconocido el hecho. El proceso es el mismo si se trata de un acto legal, pero inmoral. Si es el español más patriótico, que por sus venas recorre el pasodoble y el flamenco y cada vez que oye romper España le entra una bajada de tensión, pero a la hora de pagar a hacienda decide irse de vacaciones, le aconsejo que lo diga alto y claro. Porque nosotros somos un pueblo que con cualquier indicio comenta las cosas; sean ciertas o no. Y callar solo produciría un daño a la percepción del gran sentimiento patriótico que posee. Porque no hay mejor patria que el dinero

Unknown dijo...

Pt. 1/2
Se trata de un reportaje periodístico, realizado por M. J. Pérez-Barco, para el diario ABC.
Data del 10 de Enero de 2014, y su autora utiliza un registro formal, para aportarnos esta noticia.

Lo podemos identificar como un reportaje, ya que Pérez-Barco no expone su opinión en ningún momento simplemente se limita a introducir el tema, explicándonos la situación en la que la escritora americana y madre de cinco hijos accede a comprar a su hijo de 13 años un iPhone, pero sólo a cambio de que Gregory firme un total de 18 condiciones que cumplirá respecto al uso del móvil.
A continuación se nos enumeran estas reglas, que han sido redactadas por Janell Burley Hofmann, madre del chico, para concluir en el párrafo final con las consecuencias de esta adquisición.

Comentario crítico:

Muchos serán los que piensen que todas estas normas son innecesarias y exageradas, por supuesto sin tener en cuenta cómo ha cambiado la sociedad con la introducción de las tecnologías y cómo puede afectar esto a un menor.

Desde mi punto de vista, la madre de Gregory no exagera al procurar, mediante este documento, que su hijo haga un uso adecuado de las tecnologías, ya que estas nos rodean y parece que son imprescindibles.
Como Janell Burley marca en la norma número 12, es importante que los niños conozcan el peligro que supone enviar fotos o información privada a alguien, no importa si es un amigo, compañero o un completo desconocido, siempre podrán utilizarlas para humillarte, y una vez que esta información aparece en internet, será muy complicado hacer que desparezca completamente.

A veces, debido al miedo que esto provoca en los padres, estos deciden privar a sus hijos de cualquier elemento tecnológico, decisión que podría resultar positiva, si no fuese porque la mayoría de los chicos entre 7 y 13 años, ya utilizan móviles, tablets, etc.
Y así, en el momento en que los alumnos se percaten de que un niño no juega con la tablet, o no se comunica con sus amigos por Whatsapp, este comenzará a verse apartado. Puede que la mayoría piense que es algo raro, por lo que los padres se encontrarán ante un nuevo problema.

Pienso que parte de la culpa recae en la sociedad. Si no tienes la nueva app de moda, o los nuevos zapatos, o no eres fan del nuevo grupo de música del que todo el mundo lo es, eres raro.
Los que sí tienen esa app o esos zapatos te verán diferente, y claro, nadie quiere ser diferente, lo importante es ser aceptado, y si hay que seguir a las demás ovejas, aunque tú creas que el camino correcto es el contrario, se sigue a las ovejas.

Esto es como en los problemas matemáticos, si te equivocas en la primera cuenta, el resto está mal. Por lo que si los padres no actúan con los valores adecuados, sus hijos tampoco lo harán, debido a que siguen el modelo de sus progenitores. A no ser, que este niño, cuando llegue a su adultez, se de cuenta de que estaba actuando como una oveja más, pero esto no suele ocurrir.

Volviendo a las normas de Janell, es cierto y preocupante que los niños de hoy prefieran quedarse en casa haciendo una videollamada con un amigo, o cualquier otra cosa que salir a la calle a jugar, a relacionarse con su entorno.
Desde luego que es importante hacer que tus hijos aprendan sobre el uso de internet, pero siempre de una forma didáctica y proporcionada.

Unknown dijo...

Pt. 2/2
Debemos de comprender que el móvil no es imprescindible, como nos hacen creer.
Por increíble que parezca, antes de la aparición de este, las personas se comunicaban igual, o incluso mejor que nosotros. De hecho, creo que la comunicación entre los seres humanos ha empeorado notablemente debido a los mensajes de texto. Hay que tener excesivo cuidado para que el receptor de nuestro mensaje no confunda nuestras palabras y se sienta ofendido.
Por eso la recomendación de Janell me parece muy adecuada, hay que hablar las cosas cara a cara, sobre todo los asuntos importantes. Tras una pantalla te sientes lo suficientemente protegido como para insultar sin recibir ninguna clase de castigo.

Gracias a redes sociales como Twitter, puedes expresar tu opinión, incluyendo groserías y amenazas, sin problema alguno, como mucho una contestación a la altura o peor que el primer comentario.
Y es que hablar es gratis, pero pensar antes de escribir no viene nada mal.

Otro tema que propone este texto, es la confianza con los padres o tutores. Es importante que un padre actúe como tal, pero sin agobiar al menor.
Este asunto es delicado, ya que se trata de transmitir el mensaje de confianza. El padre también debe de ser amigo, pero siempre marcando el límite y autoridad.
Si esto es así, el hijo rara vez sentirá la necesidad de ocultar cualquier problema y sabrá identificar cuándo se ha equivocado fácilmente.

Por último, me ha llamado la atención el hecho de que la marca del móvil sea precisamente la de iPhone.
Parece que este es el mejor teléfono móvil que se puede tener, el problema es que tampoco nos damos cuenta de cómo nos siguen manipulando desde Apple.
Con la llegada del iPhone 7, hemos podido comprobar la obsesión extrema de muchos por conseguir el nuevo modelo (cuyas modificaciones son mínimas).
Siete modelos de iPhones, y el octavo en camino, y aún seguimos desechando el que teníamos (totalmente nuevo) para comprar el último, ejemplo de nuestra sociedad (o mejor dicho rebaño) capitalista y consumista.

En conclusión, es necesario introducir a los menores en el mundo de las nuevas tecnologías, pero haciéndoles comprender y seguir el uso responsable de estas.
Como siempre, la solución no está en los extremos (ni apartar al individuo completamente, ni dejarlo explorar el terreno por su cuenta). Es el deber de los padres involucrarse y formar parte del proceso de aprendizaje, para así obtener mejores resultados.