viernes, 6 de mayo de 2016

Cultura

En el texto que acompaña el programa Tratado de Paz, dentro de la capitalidad cultural de San Sebastián, se anuncia que va a tratarse de ETA, “alejándose del binarismo que ha impedido todo intento de reflexión acerca de este fenómeno, a la vez político, militar y cultural”. Como hay un catalán en la dirección, era de esperar el tonillo “atentos, que por fin os vamos a explicar lo que no entendéis”. Más polémica han despertado los tres calificativos del fenómeno, sobre todo el último. No me parece para tanto. Es indudable que ETA ha sido un fenómeno político, no porque los terroristas sean políticos —ni libres ni presos— sino por haber impedido a los ciudadanos constitucionalistas expresarse políticamente en libertad, por falsear así todas las elecciones democráticas en Euskadi y por servir para hipertrofiar el peso del separatismo en la sociedad vasca. Lo de “militar” sí que es un elogio inmerecido, a no ser que se aplique una variante de la doctrina Colau y se considere militares a los criminales por ir armados tal como se considera criminales a los militares por la misma razón.
El aspecto cultural de ETA es indudable, como fue también cultura el nazismo y lo son ahora la mafia, la camorra, el narcotráfico, el ISIS y los paraísos fiscales. Hay cultura de lo peor como la hay de lo excelso, incluye ángeles y monstruos. Aún más: eso empujó a elegir Donosti como capital cultural para supuestamente cerrar heridas y ahora es la causa última de tantas pirotecnias pacifistas que se nos vienen encima. Hay que compensar de algún modo las complicidades del pasado, el largo desinterés por las víctimas del terror, el reparto de la herencia ensangrentada, el menosprecio por los símbolos democráticos y por quienes los defendieron: o sea, nuestro capital cultural.
Fernado Savater. El país, 23 de abril de 2016

2 comentarios:

Eloy dijo...

En este artículo, el autor critica los tres principales componentes que han definido a la organización terrorista ETA: él político, él militar y él cultural. Me da la impresión de que arremete con especial dureza contra la banda terrorista, impugnando todo su carácter político y militar con tal de negarles cualquier clase de mérito o valor. Comprendo que no quiera dar prestigio alguno a una organización criminal que ha secuestrado, torturado y asesinado, pero eso no implica que se puedan negar ciertas verdades.

Las organizaciones terroristas, a mi parecer, tienen el mismo inicio que las revoluciones. Me explico. Todas comienzan con un contexto cultural adverso, ya sea una época de represión, crisis o guerra. A continuación, les prosigue una idea política, ya sean deseos nacionalistas o de un cambio de régimen, por ejemplo. Y por último, el hecho de no poder llevar a cabo esa idea política democráticamente, provoca su militarización, el hecho de imponer esa idea por la fuerza, por las armas. Para ilustrar mejor pondré un ejemplo: el PIRA (the Provisional Irish Republican Army)

Este grupo terrorista tiene como contexto cultural la represión llevada a cabo por Reino Unido contra los nacionalistas irlandeses en 1920 y su posterior guerra de independencia. Su idea política era la anexión de Irlanda del Norte, que estaba (y sigue) bajo la gobernación de Reino Unido, a la República Irlandesa. Ante la negativa diplomática, se fundó el PIRA que pretendía coaccionar al parlamento inglés llevando acabo diversas acciones paramilitares y atentados. Como apreciará el lector, están presentes el componente cultural, político y militar. ¿Pero donde radica la diferencia entre una revolución y una organización terrorista? Basicamente, en su tiempo y evolución.

Una revolución consigue su objetivo en relativamente poco tiempo o es aplastada. Una organización terrorista no. Su lucha contra el sistema es prolongada a veces durante décadas. Incluso aunque logren su objetivo y logren legalidad, seguirán siendo reconocidos como grupos terroristas (ejemplo de ello son los talibanes, que lograron imponerse en Afganistán). Y por otro lado, los grupos terroristas acaban perdiendo su objetivo y acaban subordinándose ya sea por el capital o bajo el yugo de una potencia extranjera (otra vez, los talibanes fueron financiados por EEUU para así debilitar a la URSS)

En conclusión, no se pueden negar los componentes políticos y militares de un grupo terrorista en sus inicios, por muy vergonzosas que sean sus acciones, puesto que así también tendríamos que negarlos en las revoluciones. La verdad es la que es.

Inma Baena Moreno dijo...

Organización de ideas.
1. Estructura externa.
El texto se compone de dos fragmentos, con un total de 24 líneas.
2. Estructura interna.
El texto se divide en cuatro partes.
La primera parte va desde el inicio del texto hasta la línea 4 (político, militar y cultural), donde nos dice que el texto que se va ver en el programa trata de ETA y que ha impedido el intento de reflexión acerca de lo ocurrido.
La segunda parte va desde la línea 4 (como hay un catalán) hasta la línea 15 (por la misma razón), donde nos explica la opinión suya que tiene sobre que ETA sea considerado un tema político.
La tercera parte va desde la línea 16 (el aspecto cultural de ETA) hasta la línea 21 (que se nos viene encima), habla de la cultura de ETA.
La cuarta parte va desde la línea 21 (hay que compensar) hasta el final del texto, que nos dice que para compensar hay que defender nuestra cultura.